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martes, 18 de septiembre de 2012

Fotografia durante el viaje

Por supuesto que voy a realizar fotos durante el viaje.

Es curioso como tenemos asociada la fotografía a los viajes. Cuando era pequeño las cámaras de fotos prácticamente solo se veían en los viajes de verano, las vacaciones, o en las navidades, y claro, comuniones, bodas y reuniones de ese estilo.

Recuerdo mis primeras escapadas con los amigos en las que, con mayor o menor suerte, alguien conseguía una cámara prestada y nos inmortalizábamos en nuestras aventuras. Esas fotos eran motivo codiciado, pero había que esperar algunos días. Primero el revelado y las copias, luego el ritual para verlas juntos. Estaba la ansiedad de ver lo que habíamos retratado, ya que varios días después no te acordabas de todas las tomas que se habían hecho. Pero además estaba la explosión de comentarios y risas alrededor de esos papeles que congelaban aquel momento y simultaneamente caldearían los recuerdos durante años. Las fotos eran como la segunda parte de la aventura.

Pero la fotografía en soporte digital fue cambiando todo eso. En nuestros días se generan tantas imágenes a lo largo del día entre móviles, cámaras, dispositivos multimedia... que da vértigo. Antes las fotos se hacían para que trascendieran en el tiempo, hoy parece que una cantidad importante de las fotografías está hecha para usar y tirar. Me resulta simpático como se mira en la pantallita la foto recién sacada, pero en pocas ocasiones te planteas que te pasen una copia. La posibilidad de ver la foto según se hace se aproxima más a mirarse en un espejo que en sentirse retratado para un futuro. Algunas veces sí, faltaría mas, pero pararos a pensar en la proporción de las fotos en las que aparecéis o hacéis y que no os preocupáis nunca más de ellas.

Y sin llegar al chiste de no saber como será la aventura hasta que vea las fotos, sí quiero que las fotos me recuerden el viaje cuándo vuelva a verlas. Me imagino convertido en un abuelete con una mantita todo pelusa sobre las piernas, las manos temblorosas y unas lágrimas que no se deciden a separarse de mis ojos, mientras con voz entrecortada y poco resuello describo las fotos a algún asombrado incauto.
Celebrando la condena de recordar.
Revivir

Como todavía no tengo fotos del viaje por motivos obvios, os dejo alguna de otros viajes.

Cuidarse

Marne



Frente a la Casa de los Músicos en Angers (Francia)



En los Mallos de Riglos (Huesca) junto al homenaje a los alpinistas
Alberto Rabadá y  Ernesto Navarro.


Uno de mis "hoteles con encanto" en Extremadura, en esta ocasión con tienda de campaña. Si puedo evitarlo prefiero no montarla.


Con unos amigos cerca del Puerto de Tarna (León).


martes, 4 de septiembre de 2012

Preparando el cuerpo

Con ese título alguno igual piensa que he empezado a ir al gimnasio, pero no va por ahí la cosa.
Estoy hablando de las vacunas.

Las vacunas es un tema controvertido. Para la inmensa mayoría se trata de un avance científico extraordinario, pero algunos no lo ven del mismo modo. Si bien, el mayor argumento se debe a la concentración en mercurio que presentan la composiciones y otros "ingredientes", y como afectan a los niños con pocos meses. Algunas vacunas están prescritas solo para más de seis meses de edad, pero no siempre se cumplen las prescripciones ante la urgencia de sentirse protegidos, y a veces las consecuencias son fatales.
Claro que también hay gente más radical, y los que abogan por el indulto de la viruela, que parece ser que ya solo existe en tubos de ensayo.

Sea como sea, como buen ignorante, y egoísta, pretendo no tener problemas médicos durante el viaje. Bueno, me conformo si solo hay algún catarro o diarrea.

La solución en nuestro país depende de las comunidades autonómicas. Hoy por hoy somos privilegiados, no por tener un sistema de salud que pagamos, sino por estar en el "primer mundo" donde nuestros impuestos nos dejan al alcance de la mano estas vacunas, por lo menos de momento.

En mi caso me dirigí al edificio de usos múltiples de la Junta de Castilla y León dónde me informaron detalladamente.

El susto:
Me contaron todas las "alertas" por enfermedades de los países por los que iba a pasar, y no todas en países asiáticos. En Alemania, Austria, Polonia, hay encefalitis europea (transmitida por garrapatas) y en Grecia, malaria (por mosquito). Luego la lista pasa por Asia con otra encefalitis: la japonesa; fiebre tifoidea; gripe porcina; gripe aviar; sarampión; dengue... y luego están las que no son epidemia pero sí contagiosas como las hepatitis, sida, tuberculosis...vamos que la cosa está como para no salir de casa.

El proceso:
Una vez informado me dirigí al medico de cabecera para que me recetara algunas de ellas, así como algún medicamento para hacer un pequeño botiquín. Otras vacunas las ponen allí directamente sin necesidad de receta. Es importante ir con tiempo, pues algunas de las vacunas son multidosis y hay que dejar algunas semanas entre ellas, así como no mezclar los tipos, algunas son antígenos, otros gérmenes muertos, y otras están vivas. Conviene tener clara la posología, pues nos estamos exponiendo a varias enfermedades serias. Además es habitual tener alguna reacción leve. Si se complicara es mejor que me pille en casa y no en la ruta.

Conclusión:
Todavía estoy en proceso con las vacunaciones y de momento sin apenas efectos secundarios. Esto no sé si me preocupa o me tranquiliza. En cualquier caso durante el viaje extrapolaré el concepto de vacuna, la prevención.

Y todo porque no se ha inventado la vacuna contra la caida de macetas en la cabeza, ni contra las caídas en moto.

Sigo en casa, pero el día de la partida se acerca.

Cuidarse

Marne