El egoista imperfecto.
Un viaje en moto desde España a Tailandia durante seis meses.
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martes, 24 de julio de 2012
El triunfo de la vanidad
Compartir mi viaje.
Esa es la primera intención de este blog, que mi familia, amigos, conocidos y allegados sepáis de mis vagabundeos en los próximos meses.
La idea de hacer este viaje en moto no sé cuándo se gestó exactamente. Es de ese tipo de ideas que, como tantas, me surgen de combinar recuerdos con anhelos, esperanzas con deseos, realidad con imaginación.
El momento de poner una fecha actúa como aglutinante de todos esos ingredientes, y el viaje comienza a tomar forma.
Al tratarse de un proyecto con una cierta envergadura y a medida que se perfilaban las opciones, lo iba hablando con la gente de mi entorno. Y claro, la comunicación es una parte definitoria en nuestras vidas, y durante el periplo, tanto a mi como a toda esta gente, nos apetece mantener el contacto.
¿Y como hacerlo? He aquí el primer dilema del viaje y sin haber salido de casa.
Las opciones son muchas pero no tan variadas. Por supuesto están los métodos tradicionales de correo y teléfono, incluso telégrafo (¡telgrama de Siam! recien llegado en el dirigible de las 17.35). Pero eso me trae recuerdos de un viaje a la India en el que algunas postales que envié llegaron después de que ya me hubiera tomado unos cafés con los destinatarios y les hubiera destripado lo que escribía.
En nuestro entorno la opción digital parece la más obvia. E-mails, páginas, foros, redes sociales, blogs... La única ventaja evidente de la red es la reciprocidad, la respuesta. Bueno, y quizás una cierta inmediatez.
La primera opción es mandar e-correos, con alguna foto en los adjuntos. Basta poner los contactos y a funcionar. Si bien, algún conocido se puede quedar fuera, o alguien terminar harto de recibir mensajes, ya sea por aburridos, o por que se le pongan los dientes largos. A mi me tocaría actualizar listas de correos, y las respuestas no son triangulares, condenandome a contar y/o contestar varias veces lo mismo a varios contactos y cortando la posibilidad de algún debate.
La segunda implica hacer público mis experiencias durante este periodo. ¿Realmente lo que cuente será interesante? ¿seré capaz de transmitir las vivencias y sensaciones? ¿Realmente hay alguién al que le interese todo esto?
La opción de las redes sociales no la contemplo, no pertenezco a ninguna. Como todas las herramientas no son ni buenas ni malas, pero tengo la sensación de que se usan más como "escaparates sociales" .Sé que son una forma de mantener el conrtacto o comunicarse, pero me recuerdan demasiado al buzoneo de publicidad. En este caso buzoneo de sociedad.
Del mismo modo que yo he utilizado algunas web para obtener información, me he entretenido con algunos relatos, disfrutado algunos videos y deleitado con algunas fotos, tal vez alguien consiga lo mismo con este espacio. Así pues, resulta que esta es la opción elegida. Si te apetece entras, si no te quedas al margen, y yo no te bombardeo con mensajes, ni notas, ni actualizaciones, ni alertas, ni tonterias.
Definitivamente creer que lo que exponga aquí pueda ser de interés para alguien más, ese es precisamente el triunfo de la vanidad.
Por otra parte, dado un cierto carácter de abuelo Cebolleta-Abe Simpson, me plantea una duda fundamental: dónde parar.
Trataré de teneros informados.
Cuidarse
Marne
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